“El 75º aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, en el espíritu de las palabras del Papa Francisco, nos obliga a luchar expresamente contra todos los actos que violan la dignidad humana: el racismo, la xenofobia y el antisemitismo. No podemos permitir que la verdad sea ignorada o manipulada por necesidades políticas inmediatas”, se lee en la declaración que, en nombre de los obispos de Europa, fue emitida por la Oficina del Consejo de la Conferencia Episcopal de Europa (CCEE) y el Presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE).

Los obispos de Europa señalan que, aunque han pasado 75 años desde la liberación de Auschwitz- Birkenau, este lugar sigue inspirando terror. Nos recuerdan que este fue el mayor campo de concentración y exterminio de los nazis alemanes, establecido en 1940 en el territorio polaco ocupado.

“En este aniversario, hacemos un llamamiento al mundo moderno para la reconciliación y la paz, para el respeto del derecho de toda nación a existir y a la libertad, a la independencia y al mantenimiento de su propia cultura. No podemos permitir que la verdad sea ignorada o manipulada por necesidades políticas inmediatas. Este llamamiento es extremadamente importante hoy en día porque –a pesar de la dramática experiencia del pasado– el mundo en el que vivimos sigue estando expuesto a nuevas amenazas y manifestaciones de violencia. Las guerras crueles, los genocidios, las persecuciones y las diversas formas de fanatismo siguen siendo frecuentes, aunque la historia nos enseña que la violencia nunca conduce a la paz, sino que, por el contrario, genera más violencia y muerte”, dicen los Obispos de Europa.

Los obispos señalan que Auschwitz se ha convertido en un símbolo de todos los campos de concentración alemanes e incluso de todos esos lugares de exterminio. “Es como una culminación del odio contra el hombre con su cuota de víctimas en el siglo XX. En este lugar la tesis de la desigualdad fundamental de las personas ha llegado a sus límites. Aquí, los nazis han tomado el poder de decidir quién es humano y quién no lo es. Aquí, la eutanasia se encuentra con la eugenesia. Auschwitz-Birkenau es el resultado del sistema basado en la ideología del nacionalsocialismo, que consistía en pisotear la dignidad del hombre, que es la imagen de Dios. Otro totalitarismo, el comunismo, actuó de manera muy similar, llevando también a millones de personas a la muerte”, escribieron los obispos de Europa.

Señalaron que el antiguo campo de Auschwitz-Birkenau es visitado por cientos de miles de personas cada año. Entre los visitantes había también tres papas: San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. Los obispos recordaron, entre otras cosas, las palabras pronunciadas por el Papa Francisco hace unos días ante la delegación del Centro Simon Wiesenthal: “Que el aniversario de la indecible crueldad que la humanidad experimentó hace setenta y cinco años sea una llamada a detenerse, a callar y a recordar. Lo necesitamos para no quedar indiferentes”.

Los obispos también pidieron que se encendiera una vela el 27 de enero, a las 15.00, hora de la liberación del campo de Auschwitz-Birkenau, y que se rezara por las personas de todas las nacionalidades y religiones asesinadas en los campos de exterminio y por sus familiares. “Que nuestra oración extienda la reconciliación y la fraternidad, cuyo contrario son la hostilidad, los conflictos destructivos y los malentendidos alimentados”, dice la declaración.

En nombre de los obispos de Europa, la declaración fue firmada por los miembros del Consejo de la Conferencia Episcopal de Europa (CCEE): el presidente, cardenal Angelo Bagnasco, los vicepresidentes, cardenal Vincent Nichols, y Arzobispo Stanisław Gądecki, y por el presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), cardenal Jean-Claude Hollerich.

CCEE/COMECE

Full text:

DECLARACIÓN
DE LA
PRESIDENCIA DEL CONSEJO
DE LAS
CONFERENCIAS EPISCOPALES EUROPEAS (CCEE)
Y DEL
PRESIDENTE
DE LA
COMISIÓN DE LAS CONFERENCIAS EPISCOPALES DE
LA
UNIÓN EUROPEA (COMECE)
CON MOTIVO DEL
75º aniversario DE LA LIBERACION
DEL
CAMPO DE EXTERMINIO NAZI ALEMÁN
AUSCHWITZ-BIRKENAU

Ya han pasado 75 años desde la liberación del campo de concentración alemán de Auschwitz- Birkenau (27/01/1945), y este lugar sigue inspirando terror.

1. Fue el mayor campo de concentración nazi abierto en 1940 en los territorios polacos ocupados. Originalmente destinado a los polacos (Auschwitz), se extendió considerablemente a la vecina región de Brzezinka (Auschwitz-Birkenau) y, en los años 1942-1945, – en el marco de la “Solución final” (Endlösung) – se convirtió en un lugar de exterminio masivo del pueblo judío. En el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, los nacionalsocialistas alemanes asesinaron a más de un millón de judíos, decenas de miles de polacos (70-75.000) así como a romaníes (21.000), rusos (15.000) y varios miles de prisioneros de otras nacionalidades. Debido a la gran cantidad de víctimas judías, es el mayor sitio de genocidio masivo del mundo.

Auschwitz se ha convertido en un símbolo de todos los campos de concentración alemanes e incluso de todos esos lugares de exterminio. Es como una culminación del odio contra el hombre con su cuota de víctimas en el siglo XX. En este lugar la tesis de la desigualdad fundamental de las personas ha llegado a sus límites. Aquí, los nazis han tomado el poder de decidir quién es humano y quién no lo es. Aquí, la eutanasia se encuentra con la eugenesia. Auschwitz-Birkenau es el resultado del sistema basado en la ideología del nacionalsocialismo, que consistía en pisotear la dignidad del hombre, que es la imagen de Dios. Otro totalitarismo, el comunismo, actuó de manera muy similar, llevando también a millones de personas a la muerte.

2. En nuestros días, cientos de miles de personas visitan este campo cada año. Los tres últimos papas también han estado entre los visitantes.

San Juan Pablo II vino a Auschwitz-Birkenau durante su primera peregrinación a Polonia (7 de junio de 1979). Atravesó la puerta del campo con la inscripción “Arbeit macht frei”, se quedó un momento en la celda donde murió San Maximiliano María Kolbe y rezó en el patio del bloque 11 donde los prisioneros fueron fusilados. Luego se fue a Brzezinka, donde celebró la Santa Misa. Durante su homilía dijo: “me detengo junto con vosotros, queridos participantes de este encuentro, ante la lápida con la inscripción en lengua hebrea. Esta inscripción suscita el recuerdo del pueblo, cuyos hijos e hijas estaban destinados al exterminio total. Este pueblo tiene su origen en Abrahán, que es padre de nuestra fe (cf. Rom 4, 12), como dijo Pablo de Tarso. Precisamente este pueblo, que ha recibido de Dios el mandamiento de „no matar”, ha probado en sí mismo, en medida particular, lo que significa matar. …Una nación nunca puede desarrollarse a costa de otra, a precio de servidumbre del otro, a precio de conquista, de ultraje, de explotación y de muerte”.

El Papa Benedicto XVI pasó solo por la puerta del campo (28 de mayo de 2006) y, durante el servicio de oración en el Monumento Internacional del Martirio de las Naciones, pronunció un discurso en el que dijo, entre otras cosas: “Como hizo Juan Pablo II, he recorrido el camino de las lápidas que, en diversas lenguas, recuerdan a las víctimas de este lugar. Está la lápida en lengua hebrea. Los potentados del Tercer Reich querían aplastar al pueblo judío en su totalidad, borrarlo de la lista de los pueblos de la tierra. […] En el fondo, con la aniquilación de este pueblo, esos criminales violentos querían matar a aquel Dios que llamó a Abraham, que hablando en el Sinaí estableció los criterios para orientar a la humanidad, criterios que son válidos para siempre. […] con la destrucción de Israel, con la Shoah, querían en último término arrancar también la raíz en la que se basa la fe cristiana, sustituyéndola definitivamente con la fe hecha por sí misma, la fe en el dominio del hombre, del fuerte. … detrás de estas lápidas se oculta el destino de innumerables seres humanos. Sacuden nuestra memoria, sacuden nuestro corazón. No quieren provocar en nosotros el odio; más bien, nos demuestran cuán terrible es la obra del odio”.

El Papa Francisco, durante su visita al antiguo campo de concentración de Auschwitz-Birkenau (29/07/2016), siguió los pasos de sus dos predecesores. No hizo un discurso, pero su silenciosa presencia fue muy elocuente. En el libro conmemorativo, escribió: “Señor, ten piedad de tu pueblo; Señor, perdona por tanta crueldad”. Concluyó su visita con una oración en el Monumento al Mártir de las Naciones.

3. Hace unos días, el Papa Francisco hizo un llamamiento: “Que el aniversario de la indecible crueldad que la humanidad experimentó hace setenta y cinco años sea una llamada a detenerse, a callar y a recordar. Lo necesitamos para no quedar indiferentes” (Discurso a una delegación del “Centro Simon Wiesenthal”, 20 de enero del 2020).

El 75º aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, en el espíritu de las palabras del Papa Francisco, nos obliga a luchar expresamente contra todos los actos que violan la dignidad humana: el racismo, la xenofobia y el antisemitismo. En este aniversario, hacemos un llamamiento al mundo moderno para la reconciliación y la paz, para el respeto del derecho de toda nación a existir y a la libertad, a la independencia y al mantenimiento de su propia cultura. No podemos permitir que la verdad sea ignorada o manipulada por necesidades políticas inmediatas. Este llamamiento es extremadamente importante hoy en día porque –a pesar de la dramática experiencia del pasado– el mundo en el que vivimos sigue estando expuesto a nuevas amenazas y manifestaciones de violencia. Las guerras crueles, los genocidios, las persecuciones y las diversas formas de fanatismo siguen siendo frecuentes, aunque la historia nos enseña que la violencia nunca conduce a la paz, sino que, por el contrario, genera más violencia y muerte.

4. Hay que recordar que después de la Segunda Guerra Mundial, la reconciliación entre las naciones parecía humanamente imposible; sin embargo, unidos en el amor de Cristo, fuimos capaces de perdonar y pedir perdón. La carta que los obispos polacos escribieron a los obispos alemanes en 1965 es un testimonio de esto. Las experiencias del pasado nos enseñan lo importante y beneficioso que es construir una Europa de naciones reconciliadas y perdonadoras.

El 27 de enero, a las 15.00, hora en que se liberó el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, encenderemos velas y rezaremos una oración por las personas de todas las nacionalidades y religiones asesinadas en los campos de exterminio y por sus familiares. Que nuestra oración extienda la reconciliación y la fraternidad, cuyo contrario son la hostilidad, los conflictos destructivos y los malentendidos alimentados. ¡Que el poder del amor de Cristo prevalezca en nosotros! 

Cardenal Angelo BAGNASCO
Presidente del Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas (CCEE)

Cardenal Jean-Claude HOLLERICH
Presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE)

Cardenal Vincent NICHOLS
Vicepresidente del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE)

Arzobispo Stanisław GĄDECKI
Vicepresidente del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE)

Génova, Bruselas, Londres, Varsovia – 25 de enero del 2020