Carta del Presidente de la Conferencia Episcopal a Kirill: “La guerra es siempre una derrota para la humanidad”

“Le pido, hermano, que haga un llamamiento a Vladimir Putin para que detenga esta guerra sin sentido contra el pueblo ucraniano, en la que se está matando a personas inocentes y el sufrimiento está afectando no sólo a los soldados, sino también a los civiles, especialmente a las mujeres y los niños”, escribió el presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia, el arzobispo Stanislaw Gądecki, en una carta al Patriarca de Moscú y toda Rusia, Kirill, el 2 de marzo.

“Le ruego con la mayor humildad que pida la retirada de las tropas rusas del Estado soberano que es Ucrania”, escribió. Añadió que “ninguna razón, ningún razonamiento puede justificar jamás la decisión de lanzar una invasión militar de un país independiente, bombardeando zonas residenciales, escuelas o jardines de infancia”.

El presidente del Episcopado subrayó que la guerra es siempre una derrota para la humanidad. “Esta guerra -como escribí en la carta anterior- es aún más insensata debido a la proximidad de las dos naciones y a sus raíces cristianas. ¿Es admisible destruir la cuna del cristianismo en suelo eslavo, el lugar donde se bautizó Rus?”, escribió.

El arzobispo Gądecki también pidió a Kirill que hiciera un llamamiento a los soldados rusos “para que no participen en esta guerra injusta, para que se nieguen a cumplir órdenes que -como ya hemos visto- conducen a muchos crímenes de guerra”. “Negarse a cumplir órdenes en una situación así es una obligación moral”, señaló en la carta. Al mismo tiempo, escribió pidiendo a Kirill que llamara a todos los hermanos ortodoxos de Rusia a ayunar y rezar por “el establecimiento de una paz justa en Ucrania”.

Esta es la segunda vez que el presidente del episcopado se dirige a Kirill. La carta anterior, enviada el 14 de febrero, estaba dirigida a los obispos ortodoxos y católicos de Rusia y Ucrania. Monseñor Gądecki apeló entonces a unir “los esfuerzos espirituales de los seguidores de Cristo de diversas denominaciones en Rusia, Ucrania y Polonia para alejar el espectro de otra guerra en nuestra región”.

Oficina de prensa de la Conferencia Episcopal de Polonia

 

Varsovia, 2 de marzo de 2022

Su Santidad,

Le agradezco de corazón las palabras transmitidas en la carta del Metropolitano Hilarión de ayer. Comparto la opinión de Su Santidad de que la hostilidad hacia cualquier nación es siempre inaceptable. Todos somos hermanos, por lo que percibimos cada desgracia del pueblo ucraniano o ruso como propia. Por ello, rezamos de todo corazón por la paz en Ucrania.

Sin embargo, para que nuestra oración no sea considerada una expresión de hipocresía, debe ir acompañada de acciones. Creo, Su Santidad, que usted es un hombre de paz. Nuestro Señor, Jesucristo enseñó: “Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios” (Mt 5,9). Por lo tanto, le pido, hermano, que haga un llamamiento a Vladimir Putin para que detenga esta guerra sin sentido contra el pueblo ucraniano, en la que se está matando a personas inocentes y el sufrimiento está afectando no sólo a los soldados, sino también a los civiles, especialmente a las mujeres y los niños. Un hombre puede detener el sufrimiento de miles de personas con una sola palabra: ese hombre es el presidente de la Federación Rusa. Le ruego con la mayor humildad que pida la retirada de las tropas rusas del Estado soberano que es Ucrania.

Ninguna razón, ningún razonamiento puede justificar jamás la decisión de lanzar una invasión militar de un país independiente, bombardeando zonas residenciales, escuelas o jardines de infancia. La guerra es siempre una derrota para la humanidad. Esta guerra -como escribí en la carta anterior- es aún más insensata debido a la proximidad de las dos naciones y a sus raíces cristianas. ¿Es admisible destruir la cuna del cristianismo en suelo eslavo, el lugar donde se bautizó Rus?

También le pido que haga un llamamiento a los soldados rusos para que no participen en esta guerra injusta, para que se nieguen a cumplir órdenes que -como ya hemos visto- conducen a muchos crímenes de guerra. Negarse a cumplir órdenes en una situación así es una obligación moral. Ya llegará el momento de dirimir estos crímenes, incluso ante los tribunales internacionales. Sin embargo, si alguien consigue evitar esta justicia humana, hay un tribunal que no se puede evitar. “Porque todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba, de acuerdo con sus obras buenas o malas, lo que mereció durante su vida mortal” (2 Co 5,10).

Creo que muchos de los rusos enviados a la guerra son hombres nobles. “No sabemos a quién disparar; todos se parecen a nosotros...”, dijo uno de sus soldados. Así que le ruego que les pida que vuelvan a casa lo antes posible sin manchar sus manos con sangre inocente.

Como discípulos de Cristo, sabemos que las armas espirituales son la principal herramienta de guerra de que dispone la Iglesia. “Esta clase de espíritus malignos sólo se expulsan con la oración y el ayuno”, leemos en San Mateo (Mt 17,21; Mc 9,29). En Polonia, respondiendo al llamamiento del Papa Francisco, hoy hemos declarado una jornada de oración y ayuno por el establecimiento de una paz justa en Ucrania. Le pido, hermano, que llame a todos los hermanos y hermanas ortodoxos de Rusia a realizar una labor espiritual similar. Creo que el Señor Dios no permanecerá indiferente a nuestras oraciones y sacrificios. Creo que el ayuno y la oración cambian el corazón de una persona.

En Cristo el Señor,

+Stanisław Gądecki Arzobispo Metropolitano de Poznan Presidente de la Conferencia Episcopal Polaca

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Su Santidad Kirill Patriarca de Moscú y toda Rusia

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