Mensaje de Iglesias en Polonia respecto a la crisis de los refugiados

04-07-2016
0
1676

“No os olvidéis de la hospitalidad, gracias a ella hospedaron algunos, sin saberlo, a ángeles. Acordaos … de los maltratados, pensando que también vosotros tenéis un cuerpo” (Hebreos 13: 2-3).

Podpisanie Przesłania Kościołów w Polsce w sprawie uchodźców, 30 VI 2016

Las naciones y las Iglesias de Europa se enfrentan al enorme reto de una gran crisis migratoria. Cerca de tres millones de personas procedentes de África y Asia han cruzado las fronteras de la Unión Europea. Algunos huyen de la guerra y de la persecución religiosa, mientras que otros están en busca de una vida mejor.

La situación actual está poniendo a prueba el concepto de la cooperación entre los Estados dentro de la Unión Europea, y hay una acusada polarización de posiciones sobre la manera de tratar eficazmente esta crisis migratoria. La Polonia también se enfrenta a este reto.

Las obligaciones de los cristianos en esto ámbito se derivan de la Revelación divina y la de Tradición de las Iglesias. En el Génesis, leemos que, cuando el país en el que vivía Abraham fue golpeado por una hambruna, él se fue a Egipto y se estableció allí como extranjero (cf. Gen 12,10). Del mismo modo, el patriarca Jacob, obedeciendo el orden de Dios, se trasladó a Egipto con su familia y sus bienes, y allí se salvaron del hambre y de la muerte (cf. Gen 42,16; 46,17). Nuestro Señor Jesucristo y su familia también han atravesado la misma situación que los refugiados, cuando tuvieron que huir de la ira de Herodes (cf. Mt 2,13-15). Las Iglesias tienen la tarea de educar a los corazones que, a través de obras concretas de misericordia, ayudarán a los que sufren, a los que huyen de la guerra, la persecución y la muerte. Tal actitud hacia otras personas ha sido el sello distintivo de los cristianos desde los orígenes de la Iglesia.

Nuestro país ha sido a menudo un refugio para los que tuvieron que huir de la persecución. En la época de los Jagellones, nuestras tierras se hicieron famosos por su hospitalidad. Luego, después de perder su independencia, los polacos también la encontraron en otros países. En los años 1980, los países de Europa occidental nos ayudaron. Una década más tarde, la hospitalidad polaca se extendió a bielorrusos, ucranianos y chechenos. Esto se debe continuar, y la educación a la hospitalidad debería ser una expresión de la sensibilidad cristiana y de la tradición nacional.

No hay duda de que la solución al problema migratorio en Polonia y en Europa requiere la cooperación de las personas de buena voluntad en muchos niveles. Se necesitan generosidad y prudencia, la apertura del corazón y el establecimiento de derechos que garanticen la dignidad de sus propios ciudadanos y de los que piden ayuda.

Los cristianos deben esforzarse por cooperar con las autoridades estatales y las organizaciones sociales. Sólo la acción humanitaria de base amplia y la consideración de las causas políticas y económicas de los problemas existentes pueden llevar a una mejora real de la situación. Esperamos que esto también puede impulsar el desarrollo del voluntariado, incluso a nivel de las parroquias, de modo que los problemas emergentes pueden ser tratados con eficacia y responsabilidad.

No debemos perder de vista las principales causas de la crisis migratoria actual, es decir, las guerras en el Medio Oriente y en África. Por lo tanto, la oración por la paz es necesario, tal y como lo son todos los esfuerzos de mediación y la apelación continua a la conciencia de aquellos que detienen el poder. Muchas personas se han quedado en sus países y esperan que nuestra ayuda se envía directamente a las regiones afectadas. Al mismo tiempo, hay que atender a las personas que han decidido dejar la tierra de sus padres. Pedimos a los fieles de nuestras Iglesias que continúen orando y ayudando a los necesitados. Vamos a trabajar sin cesar para superar la crisis actual.

Confiamos a Dios que ilumine los ojos de nuestro corazón, para que podamos responder con amor evangélico, a la llamada de Cristo: “Era forastero, y me acogisteis” (Mt 25:35).

Varsovia, 30 de Junio de 2016. En nombre de las iglesias afiliadas al Consejo ecuménico polaco y la Conferencia Episcopal Polaca

Pastor Leszek Wakula
Pastor del Distrito Central de la Iglesia Bautista en Polonia

Obispo Jerzy Samiec
Obispo de la Iglesia Evangélica de la Confesión de Augsburgo en Polonia

Obispo Andrzej Malicki
Superintendente de la Iglesia Evangélica Metodista en Polonia

Obispo Marek Izdebski
Obispo de la Iglesia Evangélica Reformada de Polonia

Obispo Wiktor Wysoczański
Obispo de la Iglesia católica polaca en Polonia

Obispo Mark M. Charles Babi
Obispo Regente de la Iglesia Mariavita Viejo-católica en Polonia

Su Beatitud Sawa
Arzobispo ortodoxo de Varsovia y Metropolitano de Toda Polonia

Arzobispo Stanislaw Gądecki
Presidente de la Conferencia Episcopal Polaca

BRAK KOMENTARZY